Excepcional
incluso marginada
arrastras tus largas faldas
por el siglo diecinueve
Tu inteligencia
arde más allá de la muerte
no como el faro del puerto
sino como una hoguera de madera flotante
en la playa
Se perdona
tu incultura
la muerte por pulmonía
los dientes que se caen solos
los ojos nublados de la costurera
la fatiga de la chica del molino
por una serie
de circunstancias
que pronto se conocen como
privilegios de clase
La ley establece que nada puedes poseer
en un mundo
donde la propiedad lo es todo
Primero perteneces a tu padre
luego a aquel que
te elige a ti
si no logras casarte
te quedas sin recursos
incapaz de ganar
un salario de trabajadora
te está prohibido votar
prohibido hablar
en público
si te casas estás legalmente muerta
dice la ley
no puedes legar propiedad
excepto a tus hijos
o parientes varones
tu esposo
tiene los derechos
del esclavista
para acorralarte y poseerte
otra vez si escapas
Puede que heredes esclavos
pero no el poder de liberarlos
tu tez es clara
se te ha enseñado que la luz
llegó
al Continente Negro
con el poder blanco
que los indios
viven en la suciedad
y en misteriosos rituales bárbaros
Tu madre usó corsé
para sofocar su espíritu
y si tú lo rechazas
se mofan de ti por rechazar
has oído múltiples sermones
y has llevado
tus propias interpretaciones
encerradas en tu corazón
Eres una mujer
fuerte de salud
por una serie
de circunstancias
que pronto se conocen
como privilegios de clase
que pierdes al instante
si rompes
los moldes sociales
Cuando hablas en público
te lanzan
excrementos humanos
eres excepcional
en privado
indignada
dejas de creer
en la protección
en las Escrituras
en las leyes del hombre
respetable y todo
eres una proscrita
Tu mente arde
no como un faro en el puerto
sino como un fuego
de origen más violento
comienzas a opinar
y una gran ráfaga de libertad
afluye en tus palabras
sin embargo aún hablas
el lenguaje frustrado
de limitada visión
Arrastras tus largas faldas
marginada
por el siglo diecinueve
apuntando injusticias
sin conseguir eliminarlas
¿Cómo puedo dejar de amar
tu lucidez y tu furia?
¿Cómo puedo darte
todo mi respeto
y poseer en mi valentía la tuya
honrar tu exacto
legado tal cual es
reconocer
además
reconocer
además
que no es suficiente?
Adrienne Rich, Una paciencia indómita me ha traído hasta aquí
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