"Todo sucedió aquel verano verde y loco cuando
Frankie cumplió los doce años. Aquel verano cuando hacía mucho tiempo que
Frankie no era miembro de nada. No pertenecía a ningún club, ni pertenecía a
nada en el mundo. Frankie se había convertido en un persona sola que vagabundeaba
por los portales...En junio, los árboles eran de un verde brillante
y deslumbrador, pero más tarde las hojas se oscurecieron y el pueblo pareció
ennegrecer y encogerse bajo la luz cegadora del sol. Al principio, Frankie
paseaba haciendo una cosa u otra. Las aceras del pueblo, a primera hora de la
mañana y por la noche, eran grises, pero al mediodía el sol daba en ellas de
tal modo que el cemento ardía y lanzaba destellos como si fuera de cristal. Por
fin, las aceras llegaron a estar demasiado calientes para los pies de Frankie,
y ella, además, empezó a sentirse enferma. Sus secretas congojas le valdrían
quedarse en casa, y en casa sólo estaban Berenice Sadie Brown y John Henry
West. Los tres se pasaban el tiempo sentados alrededor de la mesa de la cocina,
diciendo una y otra vez las mismas cosas, de modo que al llegar agosto las
palabras empezaban a rimar unas con otras y a adquirir extrañas resonancias.
Todas las tardes el mundo parecía morir y cesaba todo movimiento. Al fin, el
verano era como un enfermizo sueño verde, o como una absurda jungla silenciosa
bajo una campana de cristal."
"La primavera de aquel año fue una extraña y larga estación.
Las cosas empezaron a cambiar para Frankie…No sabía por qué estaba triste, pero
a causa de aquella extraña tristeza empezó a darse cuenta de que debía
marcharse del pueblo. Aquel año, Frankie empezó a pensar en el mundo. No lo
veía como el globo terráqueo de la escuela, con los países bien definidos y de
diferentes colores. Pensaba en el mundo como en algo enorme, suelto y
resquebrajado, que giraba a mil seiscientos kilómetros por hora."
"Por la mañana muy temprano salía a veces al jardín y se
quedaba largo rato contemplando el cielo del amanecer. Y era como si su corazón
hiciera una pregunta y el cielo no le diera contestación."
"Frankie estaba aguardando
la noche. Y precisamente en aquel momento, empezó a oírse una trompeta. En
algún sitio del pueblo, no muy lejos, una trompeta empezó a tocar un blues. La
música era triste y honda…En aquella música había algo que le traía de nuevo
todo lo de la primavera: flores, los ojos de la gente desconocida, lluvia...Pero
la música no volvió y la melodía quedó rota e inacabada. Y ella no podía
soportar aquel nudo tan apretado."
Carson McCullers, Frankie y la boda
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