Las colinas oscurecen. Los bueyes
duermen en su yugo azul.
Los campos ya segados,
las gavillas parejamente atadas
puestas al lado del camino.
Y la luna dentada sale.
Esta es la aridez
de la siega o la pestilencia.
Y la mujer se inclina, en la ventana,
con la mano extendida como en pago.
Y las semillas
netas, doradas, llaman:
Ven aquí,
ven aquí pequeña.
Y el alma se desprende del árbol.
- Louise Glück, All Hallows, de The House on Marshland
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