“Vendrán
-¿quién vendrá?- a calmar el temblor en mi pecho, a acallar el llanto.
¡Mostradme el alma!, murmuro. Para que logre tener algún sentido todo esto. Soy
obediente: respiro, escucho los pájaros, aguardo la luz sobre los pinos.
¡Mostradme el alma!, murmuro. Y espero. ¡Esperé tantos años! ¡Y de tantas
maneras! Al pie de una escalera, en los rígidos bancos de los internados, tras
las puertas cerradas y, luego, sin cerrojo y sin llave, tras la carne más opaca
que la más firme cancela. He vivido la espera. Pero ahora ya no. Ahora sólo
digo. Tengo paciencia”
- Chantal Maillard, Dark city, La mujer de pie
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