Nacida en 1977 en Utena, Lituania, Jurga Martin se trasladó hace poco más de diez años a Beaune, Francia, donde vive y trabaja. Escultora y diseñadora, que simplemente firma Jurga, tiene una pasión por la escultura. Su obra captura reminiscencias de la vida, donde a través de gestos, actitudes, miradas, es imposible no imaginar momentos de vida de nuestra propia existencia, nuestra propia historia infantil, estados de ánimo, tiempo y mundo de nuestra propia biografía.
Todas las obras de Jurga fascinan por la increíble exactitud de sus actitudes y expresiones, esculturas silenciosas que logran captar sentimientos humanos y universales, la compasión, la piedad, la emoción, el afecto, la ternura, el dolor, la tristeza, el pesar, la ternura, la pasión. Estos son los ecos evidentes del éxito de su escultura, que es representativa y contemporánea al mismo tiempo.
¿Cómo no sucumbir a este fascinante encanto de terracota cuya superficie rugosa despliega tal sentimiento de humanidad? ¿Cómo resistir a la saga de estos personajes con una fuerza tan evocadora llenos de sencillez, ternura, alegría o tristeza.
Las expresiones, gestos, actitudes reflejan un profundo conocimiento de un ser humano, sin importar las condiciones sociales o de edad. Y esto es lo que revela el talento y pone de relieve la disciplina inmortal que es la escultura cuando no es un ejercicio de pose o esnobismo.
Demasiado hermoso !
ResponderEliminarEs cierto. Me pasa igual. A mí también me parece de una belleza sublime.
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