A
veces, mi vida abría los ojos en la oscuridad.
Una
sensación como de multitudes ciegas e inquietas,
que
pasan por las calles camino de un milagro,
mientras
yo, invisible, permanecía inmóvil.
Como
el niño que se duerme con miedo
escuchando
los pasos pesados del corazón.
Largo
tiempo, hasta que la mañana pone sus rayos en la cerradura
y se
abren las puertas de la oscuridad. - Tomas Tranströmer, Kyrie, en Poemas Completos
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