"Una tarde estaba paseando por un camino, a un lado estaba la ciudad y, por debajo de mí, el fiordo. Me sentía cansado y enfermo. Me detuve a observar el fiordo: el sol se estaba poniendo y las nubes se teñían de color rojo sangre. Sentí que un grito atravesaba la naturaleza; me pareció que oía ese grito. Pinté ese cuadro, pinte las nubes como sangre de verdad. Los colores gritaban. Se convirtió en El grito del friso de la vida."
- Edvard Munch
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