lunes, 20 de abril de 2015


“Dejó de llover y hasta asomó la luna, en el mismo instante en que Tom salía de la casa. Es muy clara la luna que reluce entre las nubes. Los árboles tienen sombras alargadas. De una de estas sombras sale el lobo, flaco y largo. Veo que se para, alarga el cuello y se queda quieto, como si fuera de piedra. Como un perro abandonado que se ha vuelto malo, al que ya no asusta nada y que está medio loco de soledad.”

 - Unica Zürn, El trapecio del destino y otros cuentos

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