"Cisne",
dijo mi madre, percibiendo mi emoción. El ave golpeteó el agua resplandeciente
con sus grandes alas y alzó el vuelo. La palabra en sí apenas dio fe de su grandeza ni transmitió la emoción que me
produjo. Su imagen me generó un deseo para el que no tenía palabras, un deseo
de hablar del cisne, de decir algo acerca de su blancura, la naturaleza
explosiva de su movimiento y la lentitud con que había batido las alas. El
cisne se fundió con el cielo. Me esforcé por hallar palabras que expresaran mi
noción de él. "Cisne", repetí, no enteramente satisfecha, y sentí un
cosquilleo, un anhelo curioso, imperceptible para los transeúntes, mi madre,
los árboles o las nubes.”
-Patti Smith, Just Kids
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