domingo, 29 de mayo de 2022

Virginia Woolf: Un cuarto propio


"Una mujer tiene que tener dinero y un cuarto propio para escribir novela."  

"¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué era un sexo tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué efectos tiene la pobreza en la novela? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para la creación de obras de arte? Mis preguntas se postulaban al mismo tiempo. Pero necesitaba respuestas, no preguntas...Si la verdad no se halla en las baldas del Museo Británico - me pregunté, cogiendo un cuaderno y un lápiz- ¿dónde está la verdad?
 
   Así pertrechada, confiada y curiosa, salí en busca de la verdad...Una fue al mostrador; una cogió un trozo de papel; una abrió un tomo del catálogo y.....; y estos cinco puntos suspensivos indican cinco minutos distintos de estupor, asombro y emoción. ¿Tenéis idea de la cantidad de libros sobre las mujeres que se escriben a lo largo de un año? ¿Tenéis idea de cuántos los escriben hombres? ¿Sabéis que sois, quizá, el animal más discutido del universo?...me puse a recorrer con la vista de arriba a abajo la larga lista de títulos. Hasta los nombres de los libros me dieron alimento para pensar. El sexo y su naturaleza puede bien atraer a médicos y biólogos; pero lo asombroso y difícil de explicar era que el sexo - es decir, la mujer- también atraiga a ensayistas amenos, a novelistas ágiles, a hombres jóvenes que se han sacado el título de maestría en Artes; a hombres sin título alguno; a hombres que no parecen tener más cualificación que la de no ser mujeres.
 
    ¿Por qué, a juzgar por este catálogo, las mujeres les resultan mucho más interesantes a los hombres que los hombres a las mujeres? Parecía un hecho curiosísimo, y mi mente se puso a divagar imaginando la vida de los hombres que se pasaban el tiempo escribiendo libros sobre las mujeres?
 
Parecía una pura pérdida  de tiempo consultar a todos esos señores especializados en la mujer  sus efectos en lo que fuera -la política, la infancia, los salarios, la moralidad-, por más numerosos y entendidos que fuesen. Una podía, en realidad, dejar sus libros sin abrir."
 
"Si somos mujeres, miramos el pasado a través de nuestras madres. Es inútil buscar ayuda en los grandes escritores, por más que una pueda buscar en ellos placer. Lamb, Browne, Thackeray,... -quien sea-, jamás han ayudado a una mujer, aunque  ella haya aprendido de ellos algún truco y lo haya adaptado a su uso. El peso, el paso, la zancada de la mente de un hombre son demasiado distintos de los de la suya para que ella pueda sacar de él algo sustancial con éxito. El simio es demasiado distante para ser imitable."
 
"¿Explica mi asombro el otro día cuando Z., el más modesto y humano de los hombres, cogió un libro de Rebecca West, leyó un fragmento y exclamó: "¡La feminista empedernida! ¡Dice que los hombres son unos pretenciosos"!. La exclamación me sorprendió mucho -pues ¿por qué era Rebecca West una feminista emperdenida por emitir una opinión ingrata aunque quizá verdadera sobre el otro sexo?-, no era el simple grito de la vanidad herida; era una protesta contra una infracción de su poder de creer en sí mismo. Durante todos estos siglos, las mujeres han servido de espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar la figura del hombre al doble de su tamaño natural."
 
"Sea cual sea su uso en las sociedades civilizadas, los espejos son esenciales a toda acción violenta y heróica. Es por eso que tanto Napoleón como Mussolini insisten tan categóricamente en la inferioridad de las mujeres, porque, si ellas no fuesen inferiores, ellos dejarían de engrandecerse. Esto sirve para explicar, en parte, lo necesarias que las mujeres son, tan a menudo, para los hombres. Y esto sirve para explicar lo que les inquieta la crítica de ellas; lo imposible que es para ella decirles que este libro es malo, ese cuadro flojo, o lo que sea, sin causar y provocar mucha más ira que las que causaría un hombre que hiciese la misma crítica. Porque  si ella empieza a decir la verdad, la figura del espejo se encoge; disminuye su aptitud para la vida. ¿Cómo va a seguir él juzgando, civilizando indígenas, promulgando leyes, escribiendo libros, engalanándose y perorando en los banquetes, si no puede verse a la hora del desayuno y de la cena al menos al doble del tamaño que realmente tiene?"
 
"(Las mujeres) es evidente que dinero no tenían, según el Profesor Trevelyan, las casaban, quisieran o no, antes de que dejaran el cuarto de juegos, muy problamente a los quince o dieciséis años. Hubiera sido rarísimo que, con semejante panorama, una de ella hubiese escrito, de pronto las obras de Shakespeare...¿Porqué un genio como el de Shakespeare no nace entre gente trabajadora, ineducada y servil. No nació en Inglaterra entre los sajones y los bretones. No nace hoy entre la clase obrera. ¿Cómo, entonces, hubiese podido nacer entre mujeres cuyo trabajo empezaba, según el Profesor Trevelyan, casi antes de que salieran del cuarto de juegos, que eran obligadas a ello por sus padres y mantenidas así por todo el poder de la ley y la costumbre? Pero genialidad de algún tipo tuvo que existir entre las mujeres, tuvo que existir entre la clase obrera. De vez en cuando, resplandece una Emily Brönte...Sin embargo, cuando una lee de una bruja que es echada al agua, de una mujer poseída por el demonio, o de una sabia vendiendo hierbas o, incluso de un hombre muy notorio que tenía una madre, pienso que entonces estamos sobre la pista de una novelista perdida, una poeta que se estampó los sesos contra el páramo o recorrió haciendo muecas los caminos, enloquecida por la tortura que le había traído su talento. En realidad, me atrevería a decir que Anon*, que escribió tantos poemas sin firmarlos, fue con frecuencia una mujer. Creo que Edward Fitzgerald sugirió que era una mujer quien hizo las baladas y las canciones populares, canturreándolas a sus hijas e hijos, distrayéndose con ellas del hilado o de la largura de las noches de invierno.
 
   Esto puede ser verdadero o puede ser falso -¿quién sabe?-, pero lo que en ello es verdad, según me pareció a mí al repasar  la historia de la hermana de Shakespeare que había hecho, es que cualquier mujer que naciera con un gran talento en el siglo XVI, con seguridad se volvería loca, se habría suicidado, o acabaría sus días en una choza solitaria fuera del pueblo, medio bruja, medio maga, temida y burlada.  Porque hace falta poca habilidad psicológica para saber con seguridad que una chica de mucho talento que tratara de hacer uso de su don para la poesía, habría sido tan contrariada e impedida por otra gente, tan torturada y dividida por sus propios instintos contrapuestos, que con seguridad tuvo que perder la salud y la cordura."

"Una chica no podía ir a Londres, plantarse en la puerta de un teatro y abrirse camino...Vivir una vida libre en Londres en el siglo XVI habría significado, para una mujer poeta y dramaturga, un dilema y una tensión nerviosa que muy bien hubieran podido matarla. Si hubiese sobrevivido...sin duda,  -pensé, mirando el estante en el que no hay obras de mujeres-, su obra se habría quedado sin firmar."
 
"Había llegado por fin, en todo este divagar, a los estantes donde estaban los libros de personas vivas: de mujeres y de hombres; (...) cogí una de ellas al azar. Estaba justo al final de la balda; su título era La aventura de la vida, de Mary Carmichael** (...) Y, decidida a cumplir con ella mi deber de lectora...volví la página y leí...Lamento interrumpir tan bruscamente. ¿Hay algún hombre en la sala? ¿Me prometéis que no está escondida detrás de aquella cortina roja la silueta del señor Chartres Biron?***...Entonces, puedo deciros que las siguientes palabras que leí fueron estas: "A Chloe le gustaba Olivia"...Y entonces caí en la cuenta del enorme cambio que ahí había. A Chloe le gustaba Olivia quizá por primera vez en la literatura...Todas esas relaciones entre mujeres...Se ha dejado tanto fuera, sin probar...."

"En las palabras anteriores ¿os he transmitido suficientemente los consejos y amonestaciones de los hombres? Os he dicho la malísima opinión que tenía de vosotras el señor Oscar Browning. Os he señalado lo que pensaba de vosotras Napoleón y lo que ahora piensa Mussolini. Luego, por si alguna de vosotras aspira a ser novelista, he copiado para vuestro provecho el consejo del crítico sobre reconocer valientemente las limitaciones de vuestro sexo. He aludido al Profesor X y he destacado su aseveración de que las mujeres son intelectual, moral y físicamente inferiores a los hombres. Os he transmitido todo lo que me ha salido al paso sin ir a buscarlo, y aquí está un último consejo: del señor John Langdon Davies, advierte a las mujeres de que  "cuando los niños dejen del todo de ser deseables, las mujeres cesarán del todo de ser necesarias". Espero que toméis nota."

"Hay mil plumas preparadas para deciros lo que deberíais hacer y el efecto que tendréis...Os he dicho en este texto que Shakespeare tenía una hermana; pero no la busquéis en la biografía escrita por Sir Sidney Lee. Ella murió joven...y no escribió ni una sola palabra. Está enterrada  donde paran ahora los autobuses, enfrente de Elephant and Castle. Yo creo que esta poeta que no escribió una sola palabra y fue enterrada en un cruce de caminos, sigue viva.  Vive en vosotras y en mí, y en otras muchas mujeres que no están aquí esta noche, porque están fregando los platos y acostando a sus hijas e hijos. Pero ella vive; porque las grandes poetas no mueren; son presencias continuas; les basta una oportunidad para encarnarse en nosotras. Pienso que empezáis a tener el poder de darle esta oportunidad.  Porque creo que, si vivimos un siglo más o así -hablo de la vida común, que es la vida real, y no las pequeñas vidas separadas que vivimos individualmente- y tenemos cada una quiniestas al año y cuartos propios, si tenemos la costumbre de la libertad y la valentía de escribir exactamente lo que pensamos, si nos alejamos un poco de la sala de estar común y vemos las criaturas humanas no sólo en relación entre sí sino en relación con la realidad, y también el cielo o los árboles o lo que sea, en sí mismos, si miramos más allá del fantasma de Milton, porque ningún ser humano nos debería tapar la vista, si afrontamos el hecho -pues es un hecho- de que no hay un brazo del que colgarse sino que andamos solas y nuestra relación es con el mundo de la realidad  no solo con el mundo de los hombres, entonces llegará la ocasión de que la poeta muerta que fue la hermana de Shakespeare se ponga el cuerpo que tan a menudo ha depuesto. Ella nacerá derivando su vida de las vidas de las desconocidas que la precedieron, como hizo su hermano antes que ella. Que ella llegue sin esa preparación, sin ese esfuerzo nuestro, sin la determinación de que cuando vuelva a nacer le será posible vivir y escribrir poesía, no lo podemos esperar, porque sería imposible. Pero yo sostengo que vendrá si trabajamos para ella, y que trabajar así, incluso en la pobreza y la oscuridad, merece la pena."
 
                    
                                             Virginia Woolf, Un cuarto propio

 
 ********

* Por Anónimo
 
**Marie Stopes, una de las primeras defensoras en la Inglaterra del siglo XX del control de la natalidad, publicó en 1928, con el pseudónimo Marie Carmichael, una novela titulada Love`s Creations.
 
***Chartres Biron, es el nombre del magistrado del juicio por obscenidad contra la novela lesbiana de Radclyffe Hall "El pozo de la soledad", que se estaba celebrando cuando Virginia Woolf dio las conferencias que componen este libro.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario