miércoles, 31 de agosto de 2016
sábado, 27 de agosto de 2016
Las colinas oscurecen. Los bueyes
duermen en su yugo azul.
Los campos ya segados,
las gavillas parejamente atadas
puestas al lado del camino.
Y la luna dentada sale.
Esta es la aridez
de la siega o la pestilencia.
Y la mujer se inclina, en la ventana,
con la mano extendida como en pago.
Y las semillas
netas, doradas, llaman:
Ven aquí,
ven aquí pequeña.
Y el alma se desprende del árbol.
- Louise Glück, All Hallows, de The House on Marshland
viernes, 26 de agosto de 2016
Sólo la espera es necesaria, te hallarán.
Los gansos que vuelan bajo sobre el pantano,
brillantes en el agua negra.
Te hallarán.
Y los ciervos:
qué bellos son,
como si no les estorbaran sus cuerpos.
Despaciosamente llegan al claro
a través de lienzos de sol.
¿Por qué estarían así, tan callados,
si no estuvieran esperando?
Casi inmóviles, hasta que sus jaulas
se oxidan, los arbustos tiemblan
al viento, doblados y sin hojas.
Sólo es preciso dejar que suceda:
ese grito —desátate, desátate—
como luna que se arranca de la tierra
y se alza llena en su círculo de flechas,
hasta que ellos aparecen delante
como cosas muertas que la carne agrava,
y tú sobre ellas, herida y dominante.
- Louise Glück, Messengers, de The House on Marshland
jueves, 25 de agosto de 2016
Ofelia cantó sus desquiciadas canciones
y salió corriendo de la escena, inquieta:
que si se le quema el vestido, que si sobre los hombros
le cae el cabello de la forma adecuada.
Para verdadero colmo, se lava las cejas
de esa negra desesperación y -como auténtica hija de Polonio-
cuenta las hojas que ha arrancado a su cabello, para mayor seguridad.
Ofelia, que a ti y a mí nos perdone Dinamarca:
moriré con alas, sobreviviré con garras útiles.
Non omnis moriar de amor.
- Wislawa Szymborska, El resto, De "Amor feliz y otros poemas"
miércoles, 24 de agosto de 2016
"Y poco a poco, como un océano que se encrespa, íbamos emergiendo sobre las llanuras y las llanuras parecían olas ondulando con el movimiento de nuestros cuerpos.
Sí, porque se encenderá el cielo y las cordilleras, los desiertos y las playas abrirán sus soledades y nuestros cuerpos rotos atravesarán su soledad, pisarán otra vez los pastos y parecerá un mar que se encrespa los movimientos de nuestros cuerpos pisando las llanuras.
Porque nuestros cadáveres revivirán. Sí, porque nuestros cuerpos revivirán, y el cielo encendido será un mar de pasto oyendo nuevamente nuestros pasos. Y se abrirá un mar en las soledades.
Y se trazará entonces una ruta en las soledades y como dos amantes que despiertan juntos nuestros ojos elevándose unirán de nuevo los horizontes con los glaciares, las cumbres con los abismos, las cuencas vacías con el océano y serán igual que ríos dándoles agua al desierto nuestras pupilas nuevas inundando las enmudecidas playas. Los Andes de crestas blancas se juntarán con el Pacífico, como olas para arriba se nos abrirán los duros párpados y como un mar subiendo en las soledades la tierra echará de su seno a los muertos (...)"
- Raúl Zurita, Inri, Una ruta en las soledades
Sí, porque se encenderá el cielo y las cordilleras, los desiertos y las playas abrirán sus soledades y nuestros cuerpos rotos atravesarán su soledad, pisarán otra vez los pastos y parecerá un mar que se encrespa los movimientos de nuestros cuerpos pisando las llanuras.
Porque nuestros cadáveres revivirán. Sí, porque nuestros cuerpos revivirán, y el cielo encendido será un mar de pasto oyendo nuevamente nuestros pasos. Y se abrirá un mar en las soledades.
Y se trazará entonces una ruta en las soledades y como dos amantes que despiertan juntos nuestros ojos elevándose unirán de nuevo los horizontes con los glaciares, las cumbres con los abismos, las cuencas vacías con el océano y serán igual que ríos dándoles agua al desierto nuestras pupilas nuevas inundando las enmudecidas playas. Los Andes de crestas blancas se juntarán con el Pacífico, como olas para arriba se nos abrirán los duros párpados y como un mar subiendo en las soledades la tierra echará de su seno a los muertos (...)"
- Raúl Zurita, Inri, Una ruta en las soledades
- Imagen, Hebe Robinson, from Echoes of Lofoten
domingo, 21 de agosto de 2016
Elizabeth Mayville
Elizabeth Mayville obtuvo su licenciatura en Bellas Artes en 2006 en la Universidad Estatal de Grand Valley en Grand Rapids, Michigan. En Michigan ha estado pintando y trabajando desde entonces. Todas sus obras tienen algo que ver con la idea de "casa". Ella está fascinada por las pequeñas partes de nuestro mundo que nos estabilizan y pueden desaparecer rápidamente. Ya se trate de un bodegón de artículos muy personales o un paisaje local, cada pintura tiene una calidad que hace sentir a la vez tanto el consuelo como la ansiedad.
viernes, 19 de agosto de 2016
"No hay biografía más que de la vida improductiva. En cuanto produzco, en cuanto escribo, es el Texto mismo el que me desposesiona (afortunadamente) de mi duración narrativa. El texto no puede contar nada; se lleva a mi cuerpo a otra parte, lejos de mi persona imaginaria, hacia una suerte de lengua sin memoria, que es ya la del Pueblo, la de la masa insubjetiva (o sujeto generalizado), aunque yo siga estando separado de él por mi manera de escribir. El imaginario hecho de imágenes se detendrá entonces en el umbral de la vida productiva (que para mí fue la salida del sanatorio). Y entonces aparecerá un imaginario distinto: el de la escritura..."
- Roland Barthes, de Roland Barthes por Roland Barthes
- Roland Barthes, de Roland Barthes por Roland Barthes
miércoles, 17 de agosto de 2016
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