domingo, 15 de mayo de 2022

Audre Lorde: Usos de la Ira


"Cuidar de mí misma no es autocomplacencia. Es autoconservación. Y eso es un acto de guerra política".  "Un estallido de luz".
 
 "Antes, vivía la ira en silencio, asustada por sus consecuencias. Mi miedo a la ira no me aportó nada. Vuestro miedo a la ira tampoco os aportará nada."
 
"Si vuestra relación con las demás mujeres refleja esas actitudes, mi ira y vuestros miedos concomitantes son focos de luz de los que podemos valernos para crecer tal como yo me valí de la expresión de mi ira para crecer...La culpabilidad y las actitudes defensivas son ladrillos de un muro contra el que todas chocamos; no tienen el menor valor para nuestro futuro."
 
"Tras una lectura de algunos poemas de la serie "Poemas para mujeres airadas", una mujer me pregunta: "¿Va a hablarnos de cómo podemos enfrentarnos directamente a nuestra ira? A mí me parece muy importante. Y yo le digo: ¿Cómo ve usted su ira?. Luego desvio la vista de su mirada ausente antes de que me invite a participar en la aniquilación de sí misma. No es tarea mía sentir su ira en lugar de que la sienta ella."

"Toda mujer posee un nutrido arsenal de ira potencialmente útil en la lucha contra la opresión, personal e institucional, que está en la raiz de esa ira. Bien canalizada, la ira puede convertirse en una poderosa fuente de energía al servicio del progreso y del cambio. Y cuando hablo de cambio no me refiero al simple cambio de posición ni a la relajación pasajera de las tensiones, ni tampoco a la capacidad para sonreir o sentirse bien. Me refiero a la modificacion profunda y radical de los supuestos en que se basa nuestra vida."

"Cuando la ira se expresa y se traduce en obras al servicio de nuestra visión y nuestro futuro, se convierte en un acto de clarificación liberador y fortalecedor, pues el doloroso proceso de la traducción nos sirve para identificar a quienes son nuestras aliadas...y quienes son nuestros auténticos enemigos."

"La ira está cargada de informacion y de energía."

"Trabajamos, pues, en un contexto de oposición y amenazas, y ciertamente el motivo no es la ira que nosotras podamos llevar dentro, sino el virulento odio que se lanza contra todas las mujeres, las personas de Color, las lesbianas...la gente pobre... contra  todas aquellas que pretendemos analizar en profundidad nuestra vida a la vez que resistimos contra la opresión y avanzamos hacia la coalición y la acción eficiente."

"No podemos permitir que nuestro miedo a la ira nos desvie del duro objetivo de sacer a flote la verdad, ni nos haga conformarnos con objetivos menores: hemos de tomarnos muy en serio el asunto que hemos elegido y toda la ira que con él se entreteje porque, de eso no os quepa duda, nuestros oponentes se toman muy en serio el odio hacia nosotras y hacia lo que pretendemos hacer.
 
Y mientras escudriñamos el rostro, a menudo doloroso de nuestra ira, no olvidéis, por favor, que no es nuestra ira la que me lleva a advertiros que cerréis bien las puertas esta noche y que no paseéis solas por las calles de Hartford. El motivo de que os lo advierta es el odio que acecha en estas calles, el deseo de destruirnos si de verdad trabajamos por el cambio en lugar de darnos por satisfechas entreteniéndonos con la retórica académica."
 
"Porque hemos tenido que armonizar la rabia para que no nos destrozara. Hemos tenido que aprender a movernos en ella, a sacar fortaleza, resistencia y comprensión para nuestra vida cotidiana. Aquéllas de nosotras que no aprendieron esta lección, no han sobrevivido. Y una parte de mi ira es siempre una ofrenda por mis hermanas caídas."
 
"No es la ira de otras mujeres la que nos destruirá, sino nuestra negativa a permanecer quietas y escuchar sus ritmos, a aprender de ella, a profundizar en la apariencia que presenta y llegar a su sustancia, a aprovechar la ira como importante fuente de fortalecimiento...El sentimiento de culpa no es una respuesta a la ira; es una respuesta a la propia manera de acturar o de no actuar."
 
"Cuando volvemos a espalda a la ira, también se la volvemos al conocimiento, pues con esa actitud estamos diciendo que sólo vamos a aceptar las ideas ya conocidas, las ideas cómodas y mortíferamente familiares."
 
"Para las mujeres educadas en el miedo, la ira entraña muchas veces una amenaza de aniquilación. En la estructura masculina hecha a base de fuerza bruta se nos enseñó que nuestras vidas dependían de la buena voluntad del poder patriarcal. Había que evitar a toda costa la ira de los demás porque tan sólo podía acarrearnos dolor y la acusación de que no habíamos sido niñas buenas, de que habíamos fallado, de que no habíamos actuado como es debido. Y si aceptamos nuestro desvalimiento, es evidente que la ira de cualquiera podrá destruirnos."
 
"Mediante la comprensión, la ira de las mujeres puede trocarse en poder."
 
"Mi ira me ha causado dolor pero también me ha valido para sobrevivir, y antes de renunciar a ella quiero asegurarme de que hay algo, cuando menos tan poderoso como ella, que podrá reemplazarla en el camino hacia la claridad." 
 
"¿Cuál de las mujeres aquí presentes está tan enamoradas de su propia opresión como para no ver la huella del pisotón que le ha dado a otra mujer en la cara? ¿Para qué mujer se han vuelto las condiciones de su opresión preciosas y necesarias en tanto en cuanto le permiten la entrada al redil de los justos, lejos de los fríos vientos del autoanálisis.?
 
"Yo no soy libre en tanto haya otra mujer que no lo sea, aún cuando sus grilletes sean muy diferentes de los míos."
 
"No somos diosas ni matriarcas ni monumentos del divino perdón; no somos el enardecido dedo de la justicia ni instrumentos de flagelación: somos mujeres que siempre retomamos a la fuerza nuestro poder de mujer...nuestro poder de analizar y redefinir las condiciones en las que viviremos y trabajaremos; nuestro poder de imaginar y reconstruir, pedrusco a pedrusco, ira sobre dolorosa ira, un futuro de diferencias generativas y una tierra que sustente nuestras decisiones.
 
Recibimos con las brazos abiertos a todas las mujeres que puedan unirse a nosotras, cara a cara, más allá de la cosificación y más allá del sentimiento de culpa."
 
             Audre Lorde, "La hermana, la extranjera"
 

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