sábado, 6 de agosto de 2022

Sylvia Plath (Una lista de diez cosas que Plath amaba)


 
1. Tomar el sol.
 
En su diario describe la alegría que sentía después de salir de los vientos cortantes y cielos plomizos de Cambridge. Y cómo cuando  llegó en el tren a la Costa Azul, vió lo que había estado esperando: "El sol rojo elevándose como el ojo de Dios de un mar azul gritando."

2. Francia.
  
"¿Cómo puedo describir la belleza de este país? Ayer fue el más hermoso de mi vida", Plath escribe en una tarjeta postal a su madre, el 7 de enero de 1956. "Comezó en moto a lo largo de todo el famoso `Promenade des Anglais` de Niza, con sus cafés, sus espléndidas fachadas barrocas, hileras de palmeras, músicos ambulantes, después nos dirigimos hacia el interior de Vence, donde tenía previsto ver el hermoso Matisse catedral de mi revista de arte, que he amado a través de fotografías durante años."

3. Mitología Griega.
  
Muchos de los poemas de Plath se organizan en torno a la tragedia griega clásica. Estas referencias se encuentran en el primer libro de Plath, El Coloso, donde tanto la Orestíada y Electra aparecen En Ariel, Plath invoca a la Medusa, gorgonas y dríadas, además de Nike y Cerberus. Los títulos de sus poemas "Medusa" y "Lesbos" también inciden en su interés por la mitología griega.

4. Jerez.
  
En Los diarios de Sylvia Plath, hace múltiples referencias al jerez. En la fiesta de Año Nuevo, recuerda disfrutando de "una inmensa cantidad de jerez dulce", mientras que en otra ocasión dice: "Yo bebo jerez y vino por mí misma, porque me gusta y me da la sensación de complacencia sensual...lujo, dicha, erotismo." Y cuando tiene invitados: "Cocino filetes, trucha, y comemos bien. Bebemos jerez en el jardín y leemos poemas..."

5. Los baños calientes.
 
Plath parecía disfrutar de la tranquilidad psicológica que un baño caliente proporciona. "Me tomé un baño caliente: la terapia: las torceduras expulsadas."

En su novela autobiográfica, La campana de cristal, la protagonista de Plath, Esther Greenwood, también tiene una afinidad para los baños calientes:


"Tiene que haber unas cuantas cosas que un baño caliente no cura, pero yo no conozco muchas de ellas. Cuando estoy triste, me voy a morir, o tan nerviosa que no puedo dormir, o en el amor con alguien que no voy a ver durante semanas, o cuando siento que voy a caer, entonces yo me digo: `Iré a tomar un baño caliente'."


6. El libro de cocina Joy of Cooking.
  
En una carta a su madre, Plath escribió: "Si tienes la oportunidad, ¿podrías enviarme mi Joy of Cooking? Es el libro que realmente echo de menos!"  "Voy a hacer un pastel de manzana, o estudiar el placer de la cocina, en la lectura, es como una novela rara."

7. Ouija.  
 
En una nota que acompaña el poema de Plath "Ouija", Hughes describe cómo "de vez en cuando se divertía, con uno o dos más, en un anillo de letras dispuestas sobre una mesa lisa, y cuestionando los 'espíritus'."

8. Marilyn Monroe.
   
Pocos meses después del lanzamiento de la película "Some Like it Hot", Plath describe una visita a la actriz en sus diarios en octubre de 1959.

"Marilyn Monroe se me apareció anoche en un sueño, como una especie de hada madrina. Una ocasión de charlar con el público tanto como con Eliot. Hablé, a punto de llorar, de lo mucho que Arthur Miller significa para nosotros, a pesar de que, por supuesto, no nos conoce en absoluto. Ella me hizo una manicura experta. No me había lavado el pelo, y le pregunté acerca de alguna peluquería, diciendo que no importaba a donde fuera, siempre al final, para mí, salgo con un corte horrible. Ella me invitó a visitarla durante las vacaciones de Navidad, con la promesa de una vida floreciente."
 
9. Su caballo Ariel.
  
En el  prólogo a la colección póstuma de Sylvia Plath de su libro de poemas, Ariel, el poeta Robert Lowell escribe: "El título Ariel parece que convoca a Shakespeare, pero la verdad es que este Ariel es el caballo de la autora." Plath fue a montar con frecuencia en una escuela de equitación en Dartmoor, un área de páramo en el sur de Devon, Inglaterra.

10.  El color rojo.
 
             "De las cenizas 
              me levanto con el pelo rojo"  
                                                      "Lady Lazarus"

En los meses finales, Plath, utiliza el color rojo veintidós veces en sus poemas. Su obsesión por el color rojo era evidente en su prosa también. Ella cita el color rojo más de cien veces en sus diarios, ya sea escribiendo acerca de "las manzanas de piel roja", "laca roja de uñas" o "pétalos de rosa roja..."

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