Hachas
a
cuyo golpe la madera resuena,
¡y
los ecos!
Ecos
que se desplazan
desde
el centro como caballos.
La
savia
mana
como lágrimas como el
agua
que se esfuerza
en
recomponer su espejo
sobre
la roca
que
gotea y da vueltas,
cráneo
blanco
carcomido
por verdes herbosos.
Años
más tarde
me
las encuentro en el camino...
Palabras
secas y sin jinete,
el
ruido infatigable de los cascos.
Mientras,
desde
el fondo del estanque, fijas estrellas
rigen
una vida.
- Sylvia Plath, "Palabras", del libro "Ariel"
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