Solo porque un edificio tenga puertas no 
deja de ser una cárcel, sobre todo si esas puertas solo las pueden abrir
 los carceleros del régimen del 78.
El pueblo catalán lleva llamando a esas 
puertas desde hace mucho tiempo, pero los carceleros -PP, Ciudadanos, 
PSOE, Monarquía, empresariado, iglesia, medios de comunicación- están 
del otro lado, empujando para que nadie pueda escapar.
La actuación del Estado en Catalunya 
durante el último mes y medio demuestra que el régimen está volviendo a 
sus más oscuros orígenes fascistas. El Estado ha
 sacado a pasear a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad dejando más de mil
 heridos y numerosos daños materiales en la jornada del Referéndum del 
uno de octubre. Tampoco ha dudado en convocar al fascismo en las calles 
bajo la excusa del unionismo. La operación de castigo continúa, con más 
agresiones y vejaciones al pueblo catalán, hasta encarcelar a los 
dirigentes de Omnium Cultural y ANC y destituir cargos electos.
La cuestión catalana es solo uno de los 
graves problemas del Estado español, que solo es capaz de crear miseria 
para todos sus ciudadanos mientras los carceleros se llenan los 
bolsillos.
No es solo Cataluña; son las miserables 
condiciones de vida a las que nos condenan, los trabajos precarios 
impuestos a golpe de reforma laboral, la represión permanente hacia la 
organización popular, la falta de libertades políticas básicas y el 
vasallaje a los órganos imperialistas, como la UE y la OTAN.
Pensaban los carceleros que este momento 
no iba a llegar nunca. Que las tragaderas de la gente del común eran tan
 amplias que podrían seguir recortando derechos y libertades sin que 
pasara nada. No vieron las claras señales de la construcción de una 
alternativa legítima y democrática que ha ido acumulando fuerzas hasta 
poder empujar esa puerta lo suficiente como para que podamos oler el 
aire fresco que entra del otro lado del muro.
La mejor forma de que esa brisa 
republicana que entra por la rendija que abren las compañeras catalanas 
inunde cada uno de los pueblos del estado es empujar juntas. Es nuestro 
deber revolucionario construir un proyecto de vida alternativo a la 
miseria que ofrece el régimen. Un proyecto en el que se asegure:
- El derecho a decidir todo de los pueblos y las personas: a decidir el modelo de estado, el gobierno y no olvidamos especialmente el derecho a decidir de las mujeres sobre sus propios cuerpos.
 
- Que no haya presas ni presos políticos.
 
- Respeto pleno de los derechos y libertades políticas y sindicales.
 
- Condiciones de trabajo y de vida dignas.
 
- Reconocimiento de las víctimas del franquismo.
 
Además seguimos pensando, y no por solo 
la amistad que nos une, sino por íntima convicción, que nadie como los 
republicanos de Catalunya sirven en estos momentos a la República en 
Madrid y en todos los puntos del estado.
Empujemos juntas las puertas del 78 porque es el momento de abrirlas de par en par.
Es el momento de la República.
Es el momento de la República.

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