miércoles, 30 de marzo de 2016


"Sólo las palabras rompen el silencio, el resto ha callado. Si me callase ya no oiría nada más. Pero si me callase los demás ruidos volverían a empezar, aquellos a los que las palabras me han vuelto sordo, o que realmente han cesado. Pero me callo, esto ocurre, no, nunca, ni un segundo. También lloro, sin cesar. Es un chorro ininterrumpido, de palabras y de lágrimas. Todo sin reflexión. Pero hablo más bajo, cada año un poco más bajo. Quizá. Más lentamente también, cada año un poco más lentamente. Quizá. No me doy cuenta. Las pausas serán pues más largas, entre las palabras, las frases, las sílabas, las lágrimas, las confundo, palabras y lágrimas, mis palabras son mis lágrimas, mis ojos mi boca. Y debería oír, a cada pequeña pausa, si el silencio es tal como lo digo, al decir que sólo las palabras lo rompen. Pues no, es siempre el mismo murmullo, chorreante sin hiato, como una única palabra sin fin y por consiguiente sin significado, pues es el fin quien lo da, significado a las palabras."

 - Samuel Beckett, Textos para nada

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