miércoles, 5 de agosto de 2015

Guardián del Agua



Errante en mi pantano, doy con un matorral de pájaros
Un hombre que estudiaba hormigas y tendía a piedras, me dijo en el
ULTIMO DOMICILIO CONOCIDO:
Sólo me preocupo de las cosas inútiles
Su lengua era un depósito de sombras retorcidas, con versos cubiertos de
hiedra y acequias que abrían alas sobre nosotros
El hombre estaba parado mil años en ese lugar sin orejas.

La mariposa muere verde en su ojo sucio de piedra.
El sapo es muy equilibrado por los árboles.
Duerme ante pólenes y florece en los detritos.
Palpa bulbos con sus dorados ojos.
Come huevo de relente. Sabe que la luna
Tiene gusto a luciérnaga para las margaritas.
Precisa muy a menudo
pasear en el suelo. Aprende antro y estrellas.
(¡Tiene días el sapo de andar estrellamente!)
Las moscas son muy dominadas por él.
En su cuero la mañana es sanguínea.
Espera a las falenas sostenido en tallos de piedra.
Escombroso es su atardecer.
Tiene celos verdeantes en su estancamiento.
En el pico la memoria de un pez.
De barro cría raíces y traga hebras de sol.

Depende la criatura para su grandeza de una infínita deserción.
¡La gente es cría de frases!
Escribir está lleno de corteza y de perla.
Ay desde gema soy heces.
¡La alegría es recoger caracoles en las paredes plagadas!
Algo que no tiene nombre que lo explique
Como la luz que vegeta en la ropa del pájaro.

- Manuel de Barros – de Sabiá com trevas I - Arranjos para Assobio X - Sabiá com trevas XIII

 Ilustración. Aina Fonolleras Villegas, "En el bosque"

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