jueves, 28 de mayo de 2015


"Ser o no ser, por que he aquí la cuestión. ¿Qué es más digno para el espíritu?, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra océanos de calamidades y, haciéndoles frente, ¿quizás acabar con ellas? Morir…, dormir; no más. ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir… dormir, y tal vez soñar! ¡Si, ahí está el obstáculo! Pues es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevivir en ese sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida.

¡Esta es la reflexión que da tan larga vida al infortunio! Pues ¿Quién soportaría: los ultrajes y desdenes del mundo?, los agravios del opresor, las afrentas del soberbio, los tormentos del amor desairado, la tardanza de la ley, las insolencias del poder y los desdenes que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo puede procurar su reposo con un simple estilete.

¿Quién querría llevar tales cargas?, Gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, Sino fuera por: Temor a ello tras la muerte, la ignorada región de cuyos confines casi ningún viajero retorna.
Temor que desconcierta nuestra voluntad y nos hace soportar los males que nos afligen antes de lanzarnos a otros que desconocemos. Así la inconsciencia nos vuelve cobardes a todos y así los primitivos matices de la resolución se desmayan en el pálido tinte del pensamiento, y así empresas de gran importancia, por estas consideraciones, tuercen su curso y pierden el nombre y la acción."

- William Shakespeare, Hamlet (Soliloquio del acto tercero, escena primera)

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