martes, 14 de abril de 2015
Lo azul, lo azul se elevó, se elevó y cayó.
Lo puntiagudo, lo sutil silbó y penetró, pero no perforó.
En todos los rincones retumbó.
Lo pardo espeso permaneció suspendido aparentemente por
toda la eternidad.
Aparentemente, aparentemente.
Debes separar más tus brazos.
Separarlos más. Separarlos más.
Y cubre tu cara con rojo paño.
Puede que ello no se perturbe en modo alguno y que sólo tú
te perturbes.
Blanco salto, después de blanco salto.
Y después de ese blanco salto, un blanco salto.
No está precisamente bien que no veas lo turbio: en lo turbio
estribas justamente eso.
Pues allí comienza todo -
- reventó
- Vassily Kandinsky, Mirada retrospectiva y otros textos 1912-1922
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