lunes, 5 de enero de 2015




"No, no importan tanto los libros como la lectura en sí misma,
las letras negras sobre el fondo blanco, las sílabas,
las líneas, esas fijaciones inhumanas, los signos,
esos elementos determinantes, ese delirio cristalizado en expresión,
que proviene de los seres humanos.
Créame: la expresión es delirio, surge de nuestro delirio.
También hay que tener en cuenta el pasar las páginas,
el correr de una página a otra, la huida, la complicidad en una
efusión delirante, ininterrumpida…
Leer es un vicio que puede sustituir a todos los demás, o, a veces,
ayudarnos a vivir a todos más intensamente, es un exceso,
una manía consuntiva…
Hay algunos que sólo leo por la mañana, otros solamente
de noche, hay libros que ya no suelto, doy vueltas con ellos
por mi habitación, los llevo del dormitorio a la cocina,
los leo de pie en el pasillo…
Pero yendo al grano quería decirle que ni después
de varias sesiones diurnas y nocturnas lograría enumerarle
los libros que más me han impresionado, ni decirle por qué,
ni en qué lugar ni por cuánto tiempo…Sólo unas cuantas
frases o fórmulas reaparecen continuamente en el cerebro,
pidiendo la palabra al cabo de años"


Ingeborg Bachmann en Malina

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