jueves, 31 de julio de 2014
Diana Bellessi: Cuando digo la palabra
Cuando digo la palabra
nuca
¿te chupo suavemente
hasta hundir
el diente aquí?
¿Estoy tocándote acaso?
Cuando digo pezón
¿la mano roza
las dilatadas rosas de los pechos tuyos?
¿te toco acaso?
¿Toca, lengua, la comisura
de mis labios y aprisiona
en la vasta cavidad el cuerpo
que desea ser tocado y ceñido
por tu lengua cuando nombra
mi boca la palabra lengua, acaso?
¿te chupo suavemente
hasta hundir
el diente aquí?
¿Estoy tocándote acaso?
Cuando digo pezón
¿la mano roza
las dilatadas rosas de los pechos tuyos?
¿te toco acaso?
¿Toca, lengua, la comisura
de mis labios y aprisiona
en la vasta cavidad el cuerpo
que desea ser tocado y ceñido
por tu lengua cuando nombra
mi boca la palabra lengua, acaso?
No me mandes al rincón
No hagás de mí el testigo
que se mira tocarte con palabras
Es la mano nombrada
no el nombre
quien desea aprisionar tus nalgas
-Hábleme
-¿Cómo será?
-¿Qué?
-Tu voz
¿fuego oculto en la madera
del fuego que se expande?
¿Así será?
El cuerpo de tu voz
en el instante en que
-¿Cómo será?
-¿Qué?
-Tu voz
¿fuego oculto en la madera
del fuego que se expande?
¿Así será?
El cuerpo de tu voz
en el instante en que
no
me mandes al rincón
fluye
miel de las granadas
No
quiero
tocar un fantasma
ni quiero
la fantasía cortés
del trovador a su dama
tocar un fantasma
ni quiero
la fantasía cortés
del trovador a su dama
Es
a vos, mi amada
áspero
cuerpo de la amiga a quien deseo
Gesto
de
mutua apropiación
instante
donde no se sabe
los límites del tú, del yo
El nombre y lo nombrado
en tersa conjunción que sabe
no
durará
y sabe
es
más eterno
que
el filo de un diamante.
relámpago de zarpa
y de mordisco
animal
el más bello de todos
el instinto
impera aqui.
Su voz no tiene traducción
Verbal moneda de intercambio
no
solo el audaz abrazo, amiga mia
responde aquí
- Diana Bellessi, Eroica
Imagen, Steven Meisel
"Me encanta la palabra caliente.
Es casi insoportable -
tan húmeda y hechizante.
Siento la tierra como una enfermera,
curarme de invierno.
Siento la tierra,
sus gusanos lubricados hacia arriba,
las hormigas hacen tictac,
la hoja de roble en descomposición, como las heces
y la avena en aumento como los ángeles.
En un principio,
el verano es una sensación
de la tierra,
o de ti misma."
Anne Sexton, de
Letters To Dr. Y.
miércoles, 30 de julio de 2014
lecturas al atardecer
"...estamos inmersos en una práctica homogénea (deslizante, eufórica, voluptuosa, unitaria, celebratoria), y esta práctica nos colma: leer-soñar."
Roland Barthes, El placer del texto
Unica Zürn
La posibilidad de amar
siempre y con la misma intensidad sólo la tiene el que ama sin esperanza.
***
Él es muy serio. Toma papel
y lápiz y le escribe su primera carta de amor.
“Te quiero. Eternamente
tuyo, Eckbert”.
A él esta carta le parece
larguísima y atrevida. Cuando piensa en todas las cosas indecibles que le
gustaría escribirle y que ella tiene que sospechar, si es que también le
quiere, ésta es una carta que uno tarda horas en leer.
***
El que tema a la muerte,
que no juegue a este juego. El que tema a la vida, que no juegue a este juego.
El deseo de morir y la alegría de vivir se entremezclan de un modo horrible a
los ojos de los enamorados sin futuro.
Unica Zürn, Primavera sombría.
Dibujo de Unica Zürn, An Ace Shot
dévorez les livres
"…cuando leo esforzándome
para gozar y estudiar cada línea y siento que algo se me va (como un objeto de
goma lleno de agua con un agujerito invisible), me obligo a aminorar la
velocidad de la lectura e infiltro en mí cada palabra. Pero es peor. Aumento
entonces, y se produce un entrar de palabras que me causa risa dentro de lo
patético y me digo por qué no coloco el libro en un plato y me lo como (dévorez
les livres!)
Alejandra Pizarnik, Diarios
domingo, 27 de julio de 2014
Zachary Schomburg: El Ciclo de Fuego
Hay árboles y están en llamas. Hay colibríes y están en llamas. Hay
tumbas y están en el fuego y las cosas que salen de las tumbas están en llamas.
La casa donde crecí está en llamas. Hay una catapulta gigante en llamas en el
borde de un cráter y el cráter está en llamas. Existe un complejo sistema de
túneles profundos bajo la superficie con una sola entrada y una salida y todo
el sistema está lleno de fuego. Hay una jaula de madera, estamos atrapados
adentro, demasiado grande para ver, y está en llamas . Hay jaguares en el
fuego. Lobos. Arañas. Lobo-arañas en el fuego. Si había gente. Si nuestros
padres estaban vivos. Si pudiera encontrar a nuestra hija. Fuego en los bordes.
Fuego en los lechos de los ríos. Fuego entre los colchones de la cama en la que
nacieron. Fuego en el vientre de tu madre. Hay un niño que lleva una camisa de fuego
sosteniendo un cordero lechal. Hay una niña con una falda de fuego que pregunta
si ella puede viajar en el cordero lechal como un caballo. Allí está encima de
mí con muslos de fuego, mientras la niebla se cierne al rojo vivo en su
pelo. Soy yo encima de ti con una camisa fuego y luego lanzo la camisa de fuego
sobre mi cabeza y la arrojo al igual que una bola de fuego a través de la
niebla como una nueva especie de dinosaurio. Hay meteoritos que se desintegran
en la atmósfera a unos pocos miles de metros por encima de nosotros y bolas de
fuego pequeñas están cayendo a nuestro alrededor, todo lo que nos rodea,
formando una especie de lago de fuego que luego forma una especie de nube de
fuego. Es esta sensación que tengo cuando estoy contigo. Es nuestra casa
ardiendo como una estrella en la colina. Es nuestra sombra parpadeante en la
oscuridad. Es mi mano en el fuego en tu mano de fuego, mi cuerpo en el fuego
por encima de tu cuerpo en llamas. Nuestras lenguas de madera de fresno. Somos
rocas en un planeta inhabitable privado y distante. Tenemos toda la vida por
delante”.
Zachary Schomburg, The Fire Cycle, Scary, No Scary (Black Ocean, 2009)
Dibujo de Ben Estes
Olga Orozco: Canto a Berenice
No invento para ti un miserable paraíso de momias de ratones,
tan ajeno a tus huesos como el fósil del último invierno en el desván;
ni absurdas metamorfosis, ni vanos espejos de leyendas doradas.
Sé que preferirías ser tú misma,
esa protagonista de menudos sucesos archivados en dos o tres memorias
y en los anales azarosos del viento.
Pero tampoco puedo abandonarte a un mutilado calco de este mundo
donde estés esperándome, esperando,
junto a tus indefensas y ya sobrenaturales pertenencias
-un cuenco, un almohadón, una cesta y un plato-,
igual que una inmigrante que transporta en un fardo el fantasmal resumen del pasado.
Y qué cárcel tan pobre elegirías
si te quedaras ciega, plegada entre los bordes mezquinos de este libro
como una humilde flor, como un pálido signo que perdió su sentido.
¿No hay otro cielo allá para buscarte?
¿No hay acaso un lugar, una mágica estampa iluminada,
en esas fundaciones de papel transparente que erigieron los grandes,
ellos, los señores de la mirada larga y al trasluz,
Kipling, Mallarmé, Carroll, Eliot o Baudelaire,
para alojar a otras indescifrables criaturas como tú,
como tú prisioneras en el lazo de oscuros jeroglíficos que las ciñe a tu especie?
¿No hay una dulce abuela con manos de alhucema y mejillas de miel
bordando relicarios con aquellos escasos momentos de dicha que tuvimos,
arrancando malezas de un jardín donde se multiplica el desarraigo,
revolviendo en la olla donde vuelven a unirse las sustancias de la separación?
Te remito a ese amparo.
Pero reclamo para ti una silla en la feria de las tentaciones;
ningún trono de honor,
sino una simple silla a la intemperie para poder saltar hacia el amor:
esa gran aventura que hace rodar sus dados como abismos errantes.
El paraíso incierto y sin vivir.
ni absurdas metamorfosis, ni vanos espejos de leyendas doradas.
Sé que preferirías ser tú misma,
esa protagonista de menudos sucesos archivados en dos o tres memorias
y en los anales azarosos del viento.
Pero tampoco puedo abandonarte a un mutilado calco de este mundo
donde estés esperándome, esperando,
junto a tus indefensas y ya sobrenaturales pertenencias
-un cuenco, un almohadón, una cesta y un plato-,
igual que una inmigrante que transporta en un fardo el fantasmal resumen del pasado.
Y qué cárcel tan pobre elegirías
si te quedaras ciega, plegada entre los bordes mezquinos de este libro
como una humilde flor, como un pálido signo que perdió su sentido.
¿No hay otro cielo allá para buscarte?
¿No hay acaso un lugar, una mágica estampa iluminada,
en esas fundaciones de papel transparente que erigieron los grandes,
ellos, los señores de la mirada larga y al trasluz,
Kipling, Mallarmé, Carroll, Eliot o Baudelaire,
para alojar a otras indescifrables criaturas como tú,
como tú prisioneras en el lazo de oscuros jeroglíficos que las ciñe a tu especie?
¿No hay una dulce abuela con manos de alhucema y mejillas de miel
bordando relicarios con aquellos escasos momentos de dicha que tuvimos,
arrancando malezas de un jardín donde se multiplica el desarraigo,
revolviendo en la olla donde vuelven a unirse las sustancias de la separación?
Te remito a ese amparo.
Pero reclamo para ti una silla en la feria de las tentaciones;
ningún trono de honor,
sino una simple silla a la intemperie para poder saltar hacia el amor:
esa gran aventura que hace rodar sus dados como abismos errantes.
El paraíso incierto y sin vivir.
Olga Orozco, Los Cantos a Berenice, Canto a Berenice XVI
sábado, 26 de julio de 2014
Mares Árticos
Los mares árticos
Colgados del ocaso
Entre las nubes se quema un pájaro
Día a día
Las plumas iban cayendo
Sobre las tejas de todos los tejados
Quien ha desenrollado el arco-iris
Ya no hay descanso
Blando de alas
Era mi lecho
Sobre los mares árticos
Busco la alondra que voló de mi pecho
Vicente Huidobro, De Poemas árticos,1918
La mirada de Ulises
Después de ver la isla de Calipso ¿es que acaso Odiseo
volvió a mirar igual? ¿No se fijó un color como
como un extraño cúmulo de algas
en sus pupilas viejas? lo mismo que en los pliegues
mínimos de la piel.
se fosilizan besos y desdenes, así los ojos filtran
esa franja turquesa del mar que acuna islas,
medusas de amatista, blancura de navíos.
La piel es vertedero de memoria
lo mismo que el poema. Pero acaso unos ojos
extrañamente verdes de repente dibujen
empapados de luz
un boscoso archipiélago perdido.
Aurora Luque
volvió a mirar igual? ¿No se fijó un color como
como un extraño cúmulo de algas
en sus pupilas viejas? lo mismo que en los pliegues
mínimos de la piel.
se fosilizan besos y desdenes, así los ojos filtran
esa franja turquesa del mar que acuna islas,
medusas de amatista, blancura de navíos.
La piel es vertedero de memoria
lo mismo que el poema. Pero acaso unos ojos
extrañamente verdes de repente dibujen
empapados de luz
un boscoso archipiélago perdido.
Aurora Luque
viernes, 25 de julio de 2014
jueves, 24 de julio de 2014
martes, 22 de julio de 2014
Sylvia Plath, sus dibujos
"Traje, de mi paseo de ayer, un cardo morado y un tallo de diente de león conmigo, y los he dibujado los dos en grande y con amoroso detalle; también hice bastante mal un dibujo de una tetera y algunas castañas, pero mejorará con la
práctica; dibujar me da una sensación tal de paz; más que la oración, los paseos, más que cualquier otra cosa. Puedo cerrarme en mi misma por completo en la línea, perderme en ella."
"He descubierto mi más profunda fuente de inspiración, que es el arte: el arte de los primitivos como Henri Rousseau, Gauguin, Paul Klee, y De Chirico. He sacado montones de maravillosos libros de la Biblioteca de Arte (sugeridas por este Curso Arte Moderno en el que estoy como oyente cada semana) y estoy rebosante de ideas e inspiraciones, es como haber estado reprimiendo un géiser por un año."
Cartas de Sylvia a Hughes, en 1956, con veinticuatro años de edad. Plath traza su deseo y atracción por el dibujo y su fascinada inmersión inicial en el arte.
"He descubierto mi más profunda fuente de inspiración, que es el arte: el arte de los primitivos como Henri Rousseau, Gauguin, Paul Klee, y De Chirico. He sacado montones de maravillosos libros de la Biblioteca de Arte (sugeridas por este Curso Arte Moderno en el que estoy como oyente cada semana) y estoy rebosante de ideas e inspiraciones, es como haber estado reprimiendo un géiser por un año."
Cartas de Sylvia a Hughes, en 1956, con veinticuatro años de edad. Plath traza su deseo y atracción por el dibujo y su fascinada inmersión inicial en el arte.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)