Quién puede dormir mientras ella...
a cientos de millas percibo ese vasto aliento
avivar su agitada cubierta.
Cicatriz tras cicatriz
todos los eslabones
cascabelean una vez.
Allá vamos madre en el océano sin barcos.
Apiádate de nosotras, apiádate del océano, allá vamos.
Anne Carson, Decreación
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