Lene Kilde, una escultora con sede en Noruega, crea obras en las que las partes del cuerpo crean escenas. Como dice Kilde, su intención "es invitar a la audiencia a usar su propia imaginación para que puedan completar las esculturas y rellenar las líneas y el volumen por sí mismos"
Lene Kilde busca inspiración en las emociones de los niños, capturando momentos de la vida de infancia, época que puede ser maravillosa pero frágil y vulnerable. Ella encuentra que el lenguaje corporal de los niños es su forma más pura de comunicación. Esto se visualiza mostrando muy pocas partes del cuerpo, por lo general sólo las manos y pies, los cuales funcionan como una pista clave para conocer a través de la posición elegida en la representación de qué se trata la historia que se pretende contar. Invita al espectador a dar un paseo por el camino de la memoria hacia nuestra propia infancia. A través de esculturas de hormigón, metal y aire.
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