Sólo la espera es necesaria, te hallarán.
Los gansos que vuelan bajo sobre el pantano,
brillantes en el agua negra.
Te hallarán.
Y los ciervos:
qué bellos son,
como si no les estorbaran sus cuerpos.
Despaciosamente llegan al claro
a través de lienzos de sol.
¿Por qué estarían así, tan callados,
si no estuvieran esperando?
Casi inmóviles, hasta que sus jaulas
se oxidan, los arbustos tiemblan
al viento, doblados y sin hojas.
Sólo es preciso dejar que suceda:
ese grito —desátate, desátate—
como luna que se arranca de la tierra
y se alza llena en su círculo de flechas,
hasta que ellos aparecen delante
como cosas muertas que la carne agrava,
y tú sobre ellas, herida y dominante.
- Louise Glück, Messengers, de The House on Marshland
Absolutamente maravilloso, y el siguiente también. Gracias.
ResponderEliminarPreciosos y maravillosos poemas los dos ¿verdad? Me parecen maravillosas las mujeres que escriben. La escritura que despliega sin reserva, incluso lo sellado en pliegues inversos, la que se atreve a desafiar e ir más allá en su escritura, que apoya sus hermosas palabras, en las pistas furiosas, y, finalmente, deja ir como el grano de cristal, la tormenta que lleva "Lo que soy puede ser expresado cuando me desentiendo de todo control. Dejando hacer a todo y a mí"...
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