Fotograma de la película, "Las 13 rosas"
“Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro
mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre
querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni
abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”.
Estas fueron las últimas palabras que escribió a su familia Julia
Conesa, una joven de 19 años, que sería ejecutada por la dictadura
franquista poco después de terminar la Guerra Civil. Fueron trece
mujeres, la mitad menores, las ejecutadas ante las tapias del cementerio
del Este, en Madrid, junto a varios hombres.
Corría la noche del 4 de agosto de 1939. Hacía cuatro meses que había
terminado la Guerra Civil. El día a día de la capital estaba marcado
por las denuncias constantes de vecinos, amigos y familiares; por la
delación, los procesos de depuración en la Administración, en la
Universidad y en las empresas; por las redadas, los espías infiltrados
en todas partes, las detenciones y las ejecuciones sumarias.
Las presas habian sido juzgadas en el tribunal de las Salesas.
“Reunido el Consejo de Guerra Permanente número 9 para ver y fallar la
causa número 30.426 que por el procedimiento sumarísimo de urgencia se
ha seguido contra los procesados (…) responsables de un delito de
adhesión a la rebelión (…) Fallamos que debemos condenar y condenamos a
cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte”, dice la sentencia.
Y apenas 24 horas más tarde, 13 de aquellas mujeres y 43 hombres
fueron ejecutados ante las tapias del cementerio del Este. El momento lo
recordaban así algunas compañeras de presidio: “Yo estaba asomada a la
ventana de la celda y las vi salir. Las presas iban de dos en dos y tres
guardias escoltaban a cada pareja, parecían tranquilas”, recuerda María
del Pilar Parra. “Algunas permanecimos arrodilladas desde que se las
llevaron, durante un tiempo que me parecieron horas, sin que nadie
dijera nada. Hasta que María Teresa Igual, la funcionaria que las
acompañó, se presentó para decirnos que habían muerto muy serenas”,
contaba Mari Carmen Cuesta.
Quince de los ajusticiados ese 5 de agosto de 1939 eran menores de
edad, entonces establecida en los 21 años. Por su juventud, a estas
mujeres se las comenzó a llamar ‘las trece rosas’. Sus nombres eran Ana
López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso García, Virtudes
González García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Elena Gil Olaya, Dionisia
Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen Barrero Aguado, Pilar
Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Adelina García Casillas y Julia
Conesa Conesa.
Fuente: El Ventano
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