La libélula
que duerme en mi páncreas
sabe tu
nombre y no lo dice.
La huella
digital que forma un laberinto en mis dedos
conoce tu
misterio y no lo desvela.
Algo en mí
deshace metáforas para aprovechar la lana y
hacer
un nuevo
tejido en mí.
Porque yo
bebo a diario en un enigma que da sed.
Yo bebo a
diario en un enigma
...Pero
En la hora
en que yo sola entiendo y me encadeno a la
subsombra
en la hora
en que tu sueño se entrega a circuitos de piel y
yo sucumbo
con todas
mis sangres arrebatadas
a una verdad
implacable hecha de nada En la hora
en que la
razón entra en razón por medios intuitivos
y la ciencia
tiembla transida de pasión y moléculas mortales
Ahí
justo en ese
momento
en el que no
estás está todo mi ser completo
arañando el
espacio que ocuparía tu cuerpo
y el hueco
de la caricia que se desplaza por el espacio.
Me alumbra
la oscuridad y sin pensarlo
despliego
las funciones del tacto y soy capaz de besar la
distancia
hasta
traerte a mis brazos
como un
árbol grandioso que dispone nidos para los
pájaros.
Se me
estremecen las raíces que no sabía que tenía
y la mente
del mundo crepita ante la belleza
de algo
imprevisto
que somos
nosotros
que somos
como la luz
y la combustión que juntas forman la llama.
La libélula
que duerme en mi páncreas
sabe tu
nombre
la huella
digital que forma un laberinto en mis dedos
conoce tu
misterio
y yo espero
al borde de
mí misma
tus pasos
sobre el asfalto de mi corazón que no se para
nunca
a pensar si
late o ladra si es un prisma de cristal o un
animal del monte...
La libélula
sabe
tu nombre y
no lo dice
la huella
digital que forma un laberinto
conoce tu
misterio y no lo desvela...
Somos
como el frío
que tiembla haciéndose en las esferas
a punto de
ser nevado
la
inminencia brutal de una cereza a punto de brotar en flor
dos
elementos químicos a punto de formar un cristal
o una
máquina de coser y un paraguas a punto de
encontrarse
en una mesa
de operaciones
la vida
que no
vivimos para vivir preguntándonos quién somos
sino para
entregar a otros el soplo ferozmente hermoso
que hace de nosotros
una red de
estrellas y de músculos que sienten,
una criatura
que alcanza el conocimiento cuando ama...
Y sobrevive
solamente
porque bebe
a diario en un enigma que da sed.
Olga Novo, Enigma, Los líquidos íntimos
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