Mi juventud fue una tormenta oscura,
cruzada aquí y allá por soles brillantes
tal desastre dejaron los vientos y la lluvia
que pocos frutos quedan al salvo en mis jardines.
He alcanzado el agraz del pensamiento
y hacen falta palas y rastrillos
para alzar las tierra anegadas
donde se abrieron huecos como tumbas.
¿Quien sabe si los brotes que imagino
encontrarán un suelo fértil
y arenas que den místico sustento
a su brío? - ¡Oh dolor, dolor
cuando el tiempo devora la existencia
y el oscuro enemigo
con la sangre que hurta a nuestros corazones
se fortifica día a día!
- Charles Baudelaire, El Enemigo, Las flores del Mal
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