1.
Mar de mañana.
2.
Ruido de la
fuente en
las rocas
sobre las lajas
de piedra.
3.
Viento del mar
la noche,
en una isla.
4.
Abeja.
5.
Vuelo triangular
de los cisnes.
6.
Cordero recién nacido
carnero hermoso
oveja.
7.
El morro
de la vaca
el morro salvaje
del toro.
8.
El morro
paciente del
buey.
9.
El fuego rojo
en el hogar.
10.
El camello
cojo
que atravesó la
gran ciudad atascada
camino a su muerte.
11.
La yerba
El olor a la yerba.
12.
...
13.
La buena tierra
La arena
y la ceniza.
14.
La garza que
esperó toda la
noche, casi helada,
y que al fin
apacigua su
hambre al alba.
15.
El pequeño pez
que agoniza
en la garganta
de la garza.
16.
La mano,
que se pone en
contacto
con las cosas.
17.
La piel, por
toda la superficie
del cuerpo.
18.
La mirada
y aquello que mira.
19.
Las nueve puertas
de la
percepción.
20.
El torno
humano.
21.
El sonido de una
viola o de una
flauta indígena.
22.
Un sorbo
de bebida
fría o
caliente.
23.
El pan.
24.
Las flores
que brotan
de la tierra
en primavera.
25.
Tener sueño
en una cama.
26.
Un ciego
que canta
y un niño
enfermo.
27.
Caballo que
corre
en libertad.
28.
La mujer-
de-los-perros.
29.
Los camellos
que se abrevan
con sus pequeños
en el arduo
guad.
30.
Sol naciente
sobre un lago
aún helado
a medias.
31.
El silencioso
relámpago
El rayo
estrepitoso.
32.
El silencio
entre dos amigos.
33.
La voz que viene
del este,
entra por la oreja
derecha
y enseña un canto.
Marguerite Yourcenar, Poemario póstumo
Mar de poema.
ResponderEliminar...como los residuos de tinta en los brazos de una mujer que escribe...un querido libro de poemas esperado que aún tengo por leer...
ResponderEliminarNo se me olvida. En ello sigo, y parece imposible pero por eso sé que merece la pena (aunque espero no decepcionarte mucho si al final lo lees). Un abrazo.
ResponderEliminarParece imposible pero también sé que será un libro que merecerá la pena. Me gusta cuando pienso en ti escribiendo y en todo el potencial de tu escritura. Alguien que ha cifrado una forma de escribir honesta, como los escritores que a mí me gustan, escribir poseída por una visión de la vida ante la cual el único deber, inexplicable, quizás imposible de lograr, pero un deber de todas maneras, es no mentir en la escritura. Sé que no me decepcionará tu libro. Tengo ganas de leerlo y será algo atesorado y muy querido para mí.
ResponderEliminarP.D. me encanta la exuberancia tan frágil y silenciosa de esa pequeña planta, el contraste green ash de tu casa vienesa...
¿Sabes? El objetivo no es en ningún caso publicar. Pero sí compartir, vibrar, soltar y saltar (me gusta más la expresión "dar el salto"). La escritura es un fin en sí misma, y también un tobogán hacia el cielo. Un beso y gracias por tus palabras y por el blog (siempre te lo digo porque es verdad y la verdad no está de más recordarla).
ResponderEliminarP.D: Me mudo de nuevo la semana que viene a un lugar no muy lejos de donde estoy ahora y la planta es un humilde perejil de Viena, tengo que pedirle disculpas cada vez que le arranco una de sus maravillosas hojitas; es muy simpático y silencioso y él no tiene la culpa de ser bueno para mi salud.
Lo sé. No me imagino tu vida como una competición con ese objetivo para publicar. Como dices, para ti la escritura es un fin en sí misma. Hay una función ética y vital en esto, y yo siento que ha estado en tu propio camino durante toda tu vida.
ResponderEliminarP.D. Espero que el nuevo lugar al que te mudas te procure un espacio maravilloso donde estés muy, muy a gusto. Y el silencioso y simpático perejil qué feliz se sentirá de poder ofrecerte sus hojitas...sensación placentera de las cosas que están en la naturaleza para darnos su bien y su fruto.