Pasolini, ante la tumba de Gransci
No es de mayo este impuro aire
que el oscuro cementerio extranjero
hace aún más oscuro, o lo ilumina
con ciegas claridades...este cielo
de babas sobre techos amarillentos
que en semicírculos inmensos velan
las curvas del Tíber, los turquesas
montes del Lacio...Expande una mortal
paz, desamorada como nuestros destinos
entre las viejas murallas el otoñal
mayo. En él está el gris del mundo
el fin del decenio en el que nos aparece
entre las inmundicias concluido el profundo
e ingenuo esfuerzo de rehacer la vida,
el silencio, putrefacto e infecundo...
Tú joven, en aquel mayo en que el error
significaba aún la vida, en aquel mayo italiano
que a la vida agregaba al menos ardor,
por lo menos despreocupado e impuramente sano de
nuestros padres-no padre, pero
humilde hermano- con tu flaca mano
dibujabas el ideal que ilumina
(pero no para nosotros: tú muerto, y nosotros
muertos igualmente, contigo, en el húmedo
jardín) este silencio. No puedes,
lo ves? que descansar en este lugar
extraño, aún confinado. Tedio
patricio te rodea. Y desteñido
sólo te llega algún golpe de martillo
de los talleres del Testaccio aquietado
en el atardecer entre miserables techos, desnudos
montones de lata, hierros viejos, donde
canta inútilmente un muchachón que concluye
su jornada, mientras alrededor la lluvia cesa.
- Pier Paolo Pasolini, Canto I, Las Cenizas de Gramsci
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