“Sí, en
qué pensaba Sibby Patzke mientras paseaba, erguida la cabeza, los ojos velados
de tanto cavilar, masticando caramelitos y saludando amablemente aquí y allá
con un movimiento de la cabeza, pero siempre un poco ausente?
Pensaba
en Jannusch. Y después pensaba en Jannusch. Y, por último, pensaba un poco más
en Jannusch...”
- Unica Zürn, El trapecio del destino y otros cuentos
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