lunes, 30 de marzo de 2015

H.D. & Bryher



"Y ahí estaba yo sentada y ahí estaba mi amiga Bryher que me trajo a Grecia. Ahora puedo volverme hacia ella, aunque no me muevo una pulgada ni rompo la observación cristalina y sostenida de la pared que está frente  a mí. Le digo a Bryher, “Aquí hubo cuadros. Al principio creí que eran sombras, pero son luz. Son objetos bastantes simples pero, desde luego, esto es muy extraño. Ahora puedo separarme de ellos si quiero, es sólo un problema de concentración. ¿Tú, qué opinas? ¿Debo parar o debo seguir?” Bryher dice sin vacilar, “sigue”.

...Había conocido gente extraordinariamente encantadora y dotada. Me habían alentado mucho o me habían ignorado y sin embargo ni alabanzas, ni negligencias importaban frente a las cuestiones más graves, la vida, la muerte.

...Y sin embargo, tan singularmente, sabía que esta experiencia, esta escritura en la pared frente a mí, no podía ser compartida con nadie, excepto con la muchacha que tan valientemente estaba a mi lado. Esta muchacha había dicho sin dudar “sigue”. Era ella la que en verdad tenía la distancia e integridad de la Pitonisa de Delfos. Pero yo, la desgastada y desarticulada...yo estaba viendo los cuadros, y yo estaba leyendo y escribiendo o recibiendo la visión interior. O quizás, de alguna manera, lo estábamos “viendo” juntas, porque sin ella, debo admitirlo, yo no hubiera podido continuar.”


- Del ensayo "Condiciones de trabajo: El mundo común de las mujeres", 1976, en "Sobre mentiras, secretos y silencios" de Adrienne Rich. La poeta H.D. sobre la visión que tuvo en la isla de Corfu, texto de su diario "Advientoincluido en su Tribute to Freud. 

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