Tu silencio hoy es un pozo donde moran
sumergidos mundos
que quiero levantar en ascuas y descubrir
el sol.
No es mi imagen lo que miro allí, sino
otros rostros,
incluso el tuyo, mudado por la edad.
Necesitamos cuanto perdimos allí-
un reloj antiguo, un borroso registro de fiebres,
una llave...incluso el lodo y los
guijarros del fondo
merecen que los tomemos en cuenta. Temo
este silencio,
esta vida informe. Voy a la espera
de un viento que abra suavemente estos
pliegues de agua
de una vez y me indique qué puedo hacer
por ti,
tú que a menudo le has puesto nombre a lo
innombrado
para los otros, incluso para mí.
Adrienne Rich. Veintiún poemas de amor - IX
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