miércoles, 18 de marzo de 2015


"Mientras bajaba serpenteando por una de las callejuelas encaladas de la ladera de la colina que da a la Grotta Azzurra, oí que alguien gritaba mi nombre: Buongiorno, Silver!
     En la ventana de un pequeño apartamento había una gran jaula, y en ella, un pájaro adornado con un gran pico.
    Sé que era una coincidencia, aunque Jung diga que tal cosa no existe, sé que no tenía nada de mágico. Se trataba simplemente de una laringe adiestrada y con plumas, pero coincidió con un momento personal en que esperaba que alguien gritara mi nombre. Los nombres todavía son mágicos; incluso nombres como Sharon, Karen, Darren y Warren son mágicos para alguien en algún lugar. En los cuentos de hadas, nombrar es sinónimo de conocimiento. Cuando conozco  tu nombre, puedo gritar tu nombre, y cuando grite tu nombre, tú vendrás a mí." 

- Jeanette Winterson, La niña del faro

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