"Me convertí en su hija y tuve que crecer contra la muerte. Me
hablaban en siseos, me pegaban en las manos antes de mirarme a la cara con la
rapidez del rayo. Pero nadie me preguntó jamás en qué casa, en qué lugar, a qué
mesa, en qué cama y tierra habría preferido andar, comer, dormir y amar con
miedo."
- Herta Müller, La bestia del corazón
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