Verte desnuda es recordar la Tierra,
la Tierra lisa, limpia de caballos,
la Tierra sin un junco, forma pura,
cerrada al porvenir; confín de plata.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle,
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espadas fulgurantes,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.
Tu vientre es una lucha de raíces.
Tus labios son un alba sin contorno.
Bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
- Federico García Lorca, de Casidas, IV Casida de la Mujer Tendida
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