Hago casa entre las costillas y templo para cosas sagradas
como esta.
no sé cómo sería si lograse una voz semejante
a una flor intacta de cerezo.
ni si fuese capaz de comunicarme a través de la harina
y del fango.
todo me sobreviene como un disparo.
mi padre se dio cuenta de que llevaba aulagas
en la médula espinal
supo que iría a parir echada en el centeno.
por eso me explicó que iba a sentir la primera espiga
que vieran mis ojos
y que un aullido profundísimo de loba le daría forma a una placenta
yo padre yo no tengo cuerpo para un campo excesivo de hierba retoñada
ni para el chorro de agua que abres entre las peñas.
con qué inflexión de voz puedo yo abrir un surco
en medio de una pradera.
cómo voy a resistir toda esta luna
si no sé hablar desde el interior de un buey con qué palabra
voy a nombrar la tristeza que le pesa más que todos tus yugos.
aunque creas que vengo del lugar donde se mezclan como alquimia
las cosas que hacen crecer de manera increíble tus cosechas.
aunque sepas que llevo la reja del arado incrustada en el útero.
padre a ti todo te sobreviene como la tormenta
nadie diría que no tienes precisamente el mismo tono de voz
que las piedras del granizo
o que un hilo de agua derretida que viene de los carámbanos.
por ti aprendí a tirar de un poema como de un becerro
cuando se le ven las patas
y a posar la mano sobre un terrón para poder acompasar
mi corazón a tus latidos
para que no me dé miedo la muerte si no estás
ni tampoco la noche
nuestra tumba tiene algo de raíz y de rotunda música de viento
y de lluvia que no cesa.
Olga Novo, Cosmogonía, A cousa vermella
Ilustración, Andrea Kowch, The Catch Wood Fire
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