"El lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro. Es como si tuviera palabras en lugar de los dedos, o dedos en la punta de mis palabras. Mi lenguaje tiembla de deseo. La emoción proviene de un doble contacto: por una parte, toda una actividad discursiva revela discretamente, indirectamente, un único significado, que es "yo te deseo", y lo libera, lo alimenta, lo ramifica. lo hace estallar (el lenguaje goza tocándose a sí mismo); por otro lado, envuelvo al otro en mis palabras, lo acaricio, lo mimo, converso acerca de estos mimos, me desvivo por hacer durar el comentario al que someto a la relación…"
- Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso
No hay comentarios:
Publicar un comentario