Edouard Boubat, Mujer con flores en la ventana, 1950
sábado, 21 de mayo de 2016
viernes, 20 de mayo de 2016
"Pero hasta el pensamiento por encadenamiento de pensar se me vuelve cansado. Y entonces abro los ojos de soñar, llego hasta la ventana y transfiero el sueño a las calles o a los tejados. Y es en la contemplación distraída y profunda de los conglomerados de tejas separadas en tejados, cubriendo el contagio astral de las gentes alienadas, cuando el alma se me desprende de verdad, y no pienso, no sueño, no veo, no particularizo"
- Fernando Pessoa, Libro del desasosiego
"El tiempo medio de un ensueño es de unos catorce segundos de duración y tenemos alrededor de dos mil de ellos por día. En otras palabras, pasamos cerca de la mitad de nuestras horas de vigilia - un tercio de nuestra vida en la tierra - hilando fantasías"
- Jonathan Gottschall, The Storytelling Animal – the science of how we came to live and breathe stories.
jueves, 19 de mayo de 2016
"¿El abismo no es más que un aniquilamiento oportuno? No me sería difícil leer en él no un reposo, sino una emoción. Enmascaro mi duelo en una huida; me diluyo, me desvanezco para escapar a esta compacidad, a este atasco, que hace de mi un sujeto responsable: salgo: es el éxtasis"
- Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso
miércoles, 18 de mayo de 2016
martes, 17 de mayo de 2016
Sylvia Plath: Fiebre 103
"¡No te asombra mi calor! ¡Y mi luz!
Yo sólo soy una camelia grande
que brilla intensamente, encendiéndose y apagándose.
Creo que estoy subiendo, creo que puedo subir.
Los abalorios de metal caliente vuelan, y yo, mi amor, yo
soy una virgen
de acetileno puro
acompañada por rosas"
Sylvia Plath, Tulipanes y otros poemas
"Hubo una época, pobre de mí, en que creí que la literatura arrastraría gente, como el rock". Pero justamente es eso lo nefasto y lo que justamente está sucediendo hoy. No necesitamos gente siendo arrastrada, eso siempre fue falso e infantil (el rock, el verdadero, solo duró tres años)
Necesitamos que la literatura "enferme" a unos cuantos. Enfermos, no simpatizantes, son los que valen.
"Hubo una época -diría yo- en que creí que la literatura enfermaría gente, como una tuberculosis irremediable"
- Roberto Bolaño, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce
sábado, 14 de mayo de 2016
Este fin de semana, este domingo hará cinco años de aquel 15 de mayo de 2011 en que la ciudadanía salió a las calles y ocupó las plazas al grito de: «No nos representan»
Son muchos los movimientos que surgieron de aquel momento, son muchas las personas que canalizaron su indignación, pero también su ilusión, para convertirlas en herramientas de lucha y de dignidad.
Para defender los derechos de las mayorías sociales, para luchar contra los privilegios de la clase política y los abusos de los mercados financieros.
Todavía hoy, aquel movimiento continúa vivo, más vivo que nunca y todas aquellas personas volveremos a la calle para gritar aún más fuerte: «No nos representan»
Aquel día saltó la chispa, aquel espíritu continúa vivo en muchos colectivos. Por desgracia, continuamos sufriendo las mismas políticas que nos hicieron salir a la calle, continuamos sufriendo los mismos abusos que nos hicieron decir: «Basta»
Desde Podemos Catalunya queremos hacer un llamamiento a la movilización de todas aquellas personas que continuamos luchando, día a día, para demostrar que es posible hacer las cosas de otra forma.
Porque no estamos solas, porque cada día somos más. Este domingo, ¡recuperemos las plazas, recuperemos la dignidad!
Secretaría de Organización de Podemos Catalunya
Dylan Thomas - En mi oficio o mi arte sombrío...
En mi oficio o mi arte sombrío
ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
del más recóndito corazón.
No para los soberbios altivos
que se apartan de la rabiosa luna
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados
con sus ruiseñores y salmos,
sino para los amantes, sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.
- Dylan Thomas, In My Craft or Sullen Art
55 ELTISLEY
Nuestro primer hogar nos ha olvidado.
Vi cuando pasé conduciendo
lo poco que nuestras vidas fueron para él
al marcharnos sin dejar rastro. Cuando nos mudamos allí por vez primera
busqué presagios.
Lo había dejado vacante una viuda recogida por su familia
y todo lo que la casa me dijo fue: «Terminó su vida».
Había dejado la última sangre de su marido
manchando una almohada. Su entera historia
colgaba –un miasma– alrededor de aquella mancha.
Agrio olor de senectud. Se había condensado
como la grasa en los cubiertos. Confirmó
tu idea de Inglaterra: mitad
residencia de ancianos, mitad depósito de cadáveres,
a caballo entre lo moribundo y lo muerto.
Igual que los estantes grasientos, las paredes pegajosas y oscuras
de la cocina-madriguera se revolvieron en ti
en furia de fregar. Estudié la sangre.
¿Era sangre de la boca, sangre del oído
o la sangre de una herida en la cabeza, después de una caída?
Tomé posesión antes
de que nada nuestro hubiese remozado
aquella cripta de viejas congojas e insípido gas
de marido muerto. Reclamé solo nuestro primer hogar
y dormí solo en él,
intentando no inhalar el fantasma
que seguía agarrado al respirar de la cama.
La muerte de él y el duelo de ella
fueron los únicos invitados a la inauguración de la casa.
Nos permitimos gastar diez libras en un suntuoso Chesterfield
de terciopelo azul de Prusia. Nuestro juego
de cachivaches de cocina de emergencia
adoptó aquella mugre mutilada, desgastada y abandonada
en el astillero y la ritual botadura
de nuestra expedición. Un espejismo
del mundo tal cual es o tal cual debe ser
no parecían peor uno que otro. Estábamos ya
más allá del Albatros.
Tú misma eras el entero océano Antártico
entre tus amigas y yo. Eras el banco de hielo
entre cualquier cosa posible que hubiese yo sido
y la mención de lo que era. Había aceptado
el fenómeno meteorológico
que mantuvo inalterada tu brújula.
Como polares apariciones sólo a Wendy
y a Dorothea, al ser visionarias
hadas madrinas, se les disculparon las caras.
Me daba lástima tu delirio de suspicacias.
A través de la oscuridad del arco iris que recorrí trabajosamente.
Que recorrimos de la mano trabajosamente. Para mí, aquella casa
fue nuestro primer campamento, nuestro primer invierno.
Donde yo era feliz mirando una vela.
Para ti fue la comodidad del iglú.
Tu Campana de Cristal con calefacción central
de un ruidoso calentador de queroseno.
Pero también estabas contenta calentándote las manos
en la bola de cristal
de tu pisapapeles heredado. Dentro,
en miniatura, estaba tu Navidad de Nueva Inglaterra,
una mamá y un papá, juntos todavía,
girando bajo la nieve, como nuestro futuro.
- Ted Hughes, Cartas de cumpleaños
Nuestro primer hogar nos ha olvidado.
Vi cuando pasé conduciendo
lo poco que nuestras vidas fueron para él
al marcharnos sin dejar rastro. Cuando nos mudamos allí por vez primera
busqué presagios.
Lo había dejado vacante una viuda recogida por su familia
y todo lo que la casa me dijo fue: «Terminó su vida».
Había dejado la última sangre de su marido
manchando una almohada. Su entera historia
colgaba –un miasma– alrededor de aquella mancha.
Agrio olor de senectud. Se había condensado
como la grasa en los cubiertos. Confirmó
tu idea de Inglaterra: mitad
residencia de ancianos, mitad depósito de cadáveres,
a caballo entre lo moribundo y lo muerto.
Igual que los estantes grasientos, las paredes pegajosas y oscuras
de la cocina-madriguera se revolvieron en ti
en furia de fregar. Estudié la sangre.
¿Era sangre de la boca, sangre del oído
o la sangre de una herida en la cabeza, después de una caída?
Tomé posesión antes
de que nada nuestro hubiese remozado
aquella cripta de viejas congojas e insípido gas
de marido muerto. Reclamé solo nuestro primer hogar
y dormí solo en él,
intentando no inhalar el fantasma
que seguía agarrado al respirar de la cama.
La muerte de él y el duelo de ella
fueron los únicos invitados a la inauguración de la casa.
Nos permitimos gastar diez libras en un suntuoso Chesterfield
de terciopelo azul de Prusia. Nuestro juego
de cachivaches de cocina de emergencia
adoptó aquella mugre mutilada, desgastada y abandonada
en el astillero y la ritual botadura
de nuestra expedición. Un espejismo
del mundo tal cual es o tal cual debe ser
no parecían peor uno que otro. Estábamos ya
más allá del Albatros.
Tú misma eras el entero océano Antártico
entre tus amigas y yo. Eras el banco de hielo
entre cualquier cosa posible que hubiese yo sido
y la mención de lo que era. Había aceptado
el fenómeno meteorológico
que mantuvo inalterada tu brújula.
Como polares apariciones sólo a Wendy
y a Dorothea, al ser visionarias
hadas madrinas, se les disculparon las caras.
Me daba lástima tu delirio de suspicacias.
A través de la oscuridad del arco iris que recorrí trabajosamente.
Que recorrimos de la mano trabajosamente. Para mí, aquella casa
fue nuestro primer campamento, nuestro primer invierno.
Donde yo era feliz mirando una vela.
Para ti fue la comodidad del iglú.
Tu Campana de Cristal con calefacción central
de un ruidoso calentador de queroseno.
Pero también estabas contenta calentándote las manos
en la bola de cristal
de tu pisapapeles heredado. Dentro,
en miniatura, estaba tu Navidad de Nueva Inglaterra,
una mamá y un papá, juntos todavía,
girando bajo la nieve, como nuestro futuro.
- Ted Hughes, Cartas de cumpleaños
Dylan Thomas - No entres dócilmente en esa buena noche
No entres dócilmente en esa buena noche,
que al final del día la vejez debería arder y delirar;
Rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al final entiendan que la oscuridad es lo justo,
ya que sus palabras no traspasaron el relámpago,
no entran dócilmente en esa buena noche.
Los buenos, que tras la última ola lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles hubieran podido bailar en una verde bahía,
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y los locos, que atraparon y cantaron al sol en su vuelo,
y aprenden, demasiado tarde, que entristecieron su camino,
no entran dócilmente en esa buena noche.
Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros,
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y tú, padre mío, allá en tu triste altura,
maldice, bendíceme ahora con tus lágrimas feroces, te lo pido.
No entres dócilmente en esa buena noche.
Rabia, rabia contra la agonía de la luz.
1947
- Dylan Thomas, In Country Sleep, And Other Poems, 1952
viernes, 13 de mayo de 2016
Fundació Antoni Tàpies, Barcelona
- Maqueta de la escultura Mitjó
- Pintura y lapiz sobre madera, Al teu peu, 1989
- Fachada (planos detalle)
1 - La escultura titulada "Mitjó" (Calcetín), situada en la terraza de la Fundación, era un viejo proyecto de Tàpies, encargado en 1992 por el Ayuntamiento de Barcelona para decorar la Sala Oval del Palacio Nacional de Montjuïc, sede del MNAC. Tàpies proyectó una escultura en forma de calcetín, de 18 metros de altura, con la significación, según él, de “un humilde calcetín en cuyo interior se propone la meditación y con el que quiero representar la importancia en el orden cósmico de las cosas pequeñas”. Sin embargo, debido al rechazo popular al proyecto y a la oposición de la Generalidad de Cataluña, la obra finalmente no se llevó a término. Aun así, años más tarde el artista retomó el proyecto, que sin embargo pasó del proyecto original de 18 metros a una versión reducida de 2,75 metros, que ha quedado instalada en la terraza de la Fundació, situada en lo alto de un añadido nuevo edificio de oficinas.
Pieza que exalta la cotidianidad y la sencillez. Un calcetín es una pieza tan humilde como utilitaria. Convertirla en escultura nos hace reflexionar sobre la movilidad del inmanente, pero también recuerda los problemas motrices de un artista que, con la edad, va descubriendo el desgaste físico como parte de un destino inexorable.
2 - La obra Al teu peu. Se trata del pie de Teresa, esposa del pintor.
George Bataille, se refiere al pie humano como “la parte más humana del cuerpo humano”. El pie expresa las ideas de humildad, humanidad desnuda, vergüenza y fragilidad.
3 - Una escultura, Núvol i cadira (Nube y silla), corona la fachada del edificio. El edificio de la Fundació está “encajado” entre las dos paredes medianeras de las casas contiguas. Para elevar su altura y subrayar su nueva identidad, Antoni Tàpies creó esta escultura en 1990. La escultura representa una silla que sobresale de una gran nube. La silla, motivo recurrente en la obra de Tàpies, alude a una actitud meditativa y de contemplación estética.
La sede de la Fundació Antoni Tàpies se encuentra en L`Eixample, en la calle Aragó, en un edificio modernista obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Construido entre 1881 y1885, la fachada del edificio combina la utilización de ladrillo con hierro. Fue el primero de estas características que se construyó en el tejido del centro urbano, que integraba la tipología y la tecnología industrial, combinando el hierro y ladrillo visto, y sirvió como sede de la Editorial Montaner i Simón.
En la parte superior hay tres bustos en terracota que corresponden a Miguel de Cervantes, Dante Alighieri y John Milton (ordenados en alternancia, siguiendo criterios protocolarios), así como cuatro placas con los nombres de Malte-brun, LaFuente, Secchi y otro más cuyas letras se perdieron. Y entre los elementos simbólicos -inevitables en cualquier edificio modernista- hay un yelmo (pasado glorioso) que sirve de base a un ángel trompetero (anuncio de la llegada de una novedad), una rueda dentada (emblema de la editorial) encerrando a un ave fénix (símbolo de la Reinaxença) sobre un libro abierto y coronada por una estrella (éxito empresarial). Sobre la puerta principal se puede leer el nombre de la editorial, esculpido en letras góticas.
El cierre de la editorial en 1981 comportó que el edificio quedase prácticamente abandonado y que la estructura empezase a deteriorarse, hasta que Antoni Tàpies decidió montar allí un centro para el estudio y la promoción del arte contemporáneo.
"Yo he venido como un representante de lo otro"
"Lo que quiero decir es que yo hago un trabajo muy individualizado. Yo voy a la caza de almas, no de masas. Convencer a las masas no creo que sea posible. Han de convencerse las personas por sí mismas. Cuando trabajo, lo que hago es poner una especie de mecanismos, para que la gente produzca un cambio en su manera de pensar...yo sólo le apunto un camino. Nada más. En realidad, es un trabajo muy modesto, ¿eh?"